8/16/2005

Hablando de fotografía

Las flores recogen uno de los aspectos más bellos de las plantas. Las rosas rosas son las más bellas. Quizá las citas de los diferentes pensadores sean también las ideas más conseguidas.

Ouka Lele, fotógrafa (ABC, 10.8.05; entrevista de Tulio Demicheli)

Hoy la fotografía está de moda e incluso los pintores hacen fotos. Cuando tenía 16 años y decidí dedicarme al arte, descubrí la fotografía y me dije que cualquier artista tiene que conocerla. Todos los grandes pintores han intentado apresar la realidad. La fotografía ha liberado a la pintura del realismo. Yo fotografío para alcanzar la realidad y con ella creo la poesía. Hago de la realidad algo surreal.

Cartier-Bresson (1908-2004), fotógrafo (El País, 7.8.05; Artículo de Andrea Aguilar; texto de una entrevista de Pierre Ausouline).

El momento decisivo. Nada tengo contra esa expresión, pero la llevo pegada a la piel como una etiqueta desde que Verve publicó mi libro Images a la sauvette, con una ilustración en la tapa de Matisse, que era un homenaje a la fotografía en general. Yo lo había encabezado con una cita del cardenal Retz: “Nada hay en el mundo que no tenga un momento decisivo”. Un editor neoyorquino, que publicó mi libro, se inspiró en ella y lo tituló The Decisive Moment . Desde entonces esa frase me persigue.

Juan Cañada sobre una fotografía de Amaia Odriozola (Nuestro Tiempo, junio 2005, La imagen).

Con frecuencia pensamos que las ciudades están deshumanizadas, que los arquitectos diseñan los edificios únicamente para demostrar su destreza con el lápiz y el papel, olvidándose del hombre que las habita. Sin embargo, hay construcciones que nos transmites incluso más de lo que sus autores pensaron. Amaia Odriozola es capaz de fotografiar un edificio como si estuviera escribiendo poesía con su cámara, arte sólo reservado a los que buscan una visión novedosa del mundo en que vivimos.

Jorge Latorre (Nuestro Tiempo, junio 2005, Nuevos lenguajes para temas permanentes).

A mediados del siglo XIX, el pintor académico Delaroche vaticinó la muerte de la pintura sustituida por la fotografía. Eran tiempos positivistas en los que la expresión artística se asimilaba a la visión. La pintura supo después, debido en gran medida a la competencia de los fotógrafos, encontrar nuevos caminos de experimentación formal, y de exploración del mundo interior. Por estos mismos contactos la fotografía siguió itinerarios que le llevaron a la imitación de la pintura académica, mediante la escenificación y el montaje de varios negativos. Pero siempre resultó un problema para los fotógrafos pictoralistas recrear escenas religiosas convincentes. Por el carácter mecánico del medio, su naturaleza de instrumento de grabación de la realidad, antes que de representación de esta, la fotografía dependía estrechamente de lo dado al otro lado del objetivo. El espectador no conseguía abstraer lo suficiente como para ver una imagen devocional en una fotografía de Cristo crucificado, o de la Madonna, en vez de un actor-actriz escenificando. La pintura siguió siendo el gran lenguaje de representación de iconos religiosos, al menos hasta la invención del cine.