8/13/2005

Desde mi ventana

Perspectiva del Carmen de Rodríguez Acosta Contraste arquitectónico. El contraste entre estos dos eficios le otorga a la imagen una solemnidad monumnental. Granada es una de las ciudades más bellas de Europa y los granadinos lo saben y lo viven. Desde mi ventana puedo alcanzar con la vista un patrimonio incalculable de belleza.En la ribera izquierda del Genil, en el centro de Granada y elevada a 20 m, mi ventana es un observatorio excepcional de la más bonita ciudad de Andalucía. Desde allí se puede ver la ciudad mora y cristiana, la urbana y la campera, la antigua y la moderna, la mística y la pagana, y mientras tanto oír fluir al Genil en su camino a la vega.Hoy, apenas salido el sol, fotografié las torres del templo de su Patrona, la Virgen de las Angustias y llamado por el encanto de sus tejados busqué la cúpula de la iglesia de Santo Domingo y la torre de la Catedral. Tuve que esperar a que cambiara el sol para retratar la torre de Montserrat, rodeada de palmeras que compiten con ella en altura.A la colina de la Alhambra la trato como vecina y por estar tan concurrida tengo que ir desgranándola, joya a joya, rubí a rubí: Primero la torre de Vela baluarte principal de la famosa ciudadela del S. XIII, que desde mi ventana aparece velada, en parte, por el Carmen Rodríguez Acosta, después la torre de la Alcazaba, más adelante el hotel Alhambra Palace, que rompe un punto la armonía, por su color y su altura. A su lado se puede aún divisar la torre de la iglesia de Santa María de la Alhambra, recientemente restaurada; y muy cerca de ella, siguiendo la línea de mayor altura, aparece el Auditorio Manuel de Falla, que a su vez linda con el Carmen de los Mártires, entonces convento dónde san Juan de la Cruz escribió la Noche oscura del alma.El Genil es punto a parte porque su fronda y caudal ofrecen mil posibilidades según las horas del día y las estaciones del año. Además un parquecillo cercano tiene muy buena hechura y merece alguna foto.Por último miramos a Sierra Nevada, lejana y soberbia, que muestra su cara inmaculada o quemada por el sol tras semanas de sequía.Sólo tengo una pena y es que desde mi ventana no veo el mar.